Hablamos con Laura Fernández de gordofobia y especismo. Ella es doctora en Comunicación por la Universidad Pompeu Fabra, Graduada en Antropología Social y Cultural, Máster en Estudios Internacionales sobre Medios, Poder y Diferencia. Investigadora en el UPF-Centre For Animal Ethics y activista por la liberación animal y también participante en colectivos antiespeciestas, transfeministas y contra la gordofobia. Su primer libro se llama «Hacia mundos más animales» y hoy la entrevistamos acerca del capítulo «Especismo y gordofobia», que forma parte del libro Especismo y lenguaje coordinado por Catia Faria y Nuria Almiron.
Podéis escuchar la entrevista completa en formato podcast en nuestro canal de YouTube
Grupo Antropología de la Vida Animal (AVA). ¿Dónde y cómo se utilizó por primera vez la palabra gordofobia?
LAURA. En el capítulo explico que a nivel psicológico en la Academia se recoge del mundo anglosajón hacia los años 90, desde estas escalas que hacen los psicólogos para medir las actitudes de discriminación, pero diría que en el ámbito hispano hablante, al menos hasta donde yo conozco, está más vinculado a la plataforma Stop Gordofobia, digamos que tiene un origen más activista, al menos la popularización del término. Esta plataforma se creó en Facebook y fue la que nos hizo a muchas personas conocer este término e identificarnos con esta experiencia y poder seguirlo con mayor profundidad.
AVA. Es un proceso similar al de los cuerpos Discas, en los cuales yo me inserto. Conocemos la palabra Disca a través del inglés CRIP y luego de alguna forma la hemos resignificado y empoderado a través de ella. ¿Crees que en el mundo antiespecista y en sus organizaciones en lucha existe gordofobia o la búsqueda de cuerpos normativos para las campañas de sensibilización del sufrimiento animal?
LAURA. Yo diría que sí, que existe gordofobia, tanto en el movimiento como fuera de él, en la sociedad muchas veces somos parte de ello. La sociedad tiende a ciertas lógicas e ideas y en ese sentido, no nos libramos tan fácilmente de reproducir muchas veces sistemas de opresión. Estoy pensando en el caso del antiespecismo, algunas campañas como la que hizo hace algunos años PETA, que tenía como lema «salvar a las ballenas» pero en la imagen no aparecía una ballena, era una humana gorda de espaldas, dando a entender para salvar a las ballenas hazte vegetariano, como si haciéndote vegetariano fueras a adelgazar. Es bastante llamativo, vemos también como se utiliza la animalización como algo negativo. Al final lo que se entiende es que salvar a las ballenas es acabar con las mujeres gordas, porque si eres vegetariana ya no vas a serlo, es una manera bastante extraña de promover el vegetarianismo.
AVA. Sí, profundizan de alguna forma en los cuerpos normativos. ¿Piensas que se utiliza esta estrategia también en algunos grupos activistas?
LAURA. Pienso que existe esa inercia. Elegir quién va a ser el portavoz o la portavoz de una campaña, que tenga cierto capital erótico, cierta estética que venda más o con la que la gente se pueda identificar más. Hay un tema también con la gordura siendo activista antiespecista, estas preguntas que también nos hacemos las activistas gordas, ¿seré una buena activista? ¿Soy una buena referente para el movimiento? O mi cuerpo ¿qué mensaje da? Como socialmente está significado ser gorda con ser descontrolada, ser incapaz, una serie de asunciones morales, pareciera que no somos tan buenas activistas, ya que si lo fuésemos, tendríamos ese cuerpo de éxito como es la delgadez dentro de este sistema. Quieren agenciar esta estética y ese capital incluso para el beneficio de los animales.
AVA. ¿Consideras que la gordofobia se relaciona a una opresión interseccional? En tu texto hablas de qué es el tripartito gordofóbico, ¿lo puedes desarrollar?
LAURA. Veo una total conexión de la gordura con otros ejes de opresión a nivel interseccional, incluso diría que tal y como se ha abordado, la propia gordofobia, se habla mucho de que el cuerpo gordo está asociado a unas características de racialización. Esto lo desarrolla Sabrina Strings en su libro Los orígenes raciales de la gordofobia habla de las mujeres negras, de las formas corporales de las mujeres negras en concreto, y de cómo al final hay una herencia colonial en ese pretender que haya como una uniformidad corporal, un estándar, un cuerpo perfecto, incluso hay lógicas eugenésicas. El propio índice de masa corporal tiene un origen eugenésico colonial. Adolphe Quetelet, el científico que lo creó, tenía la ambición de crear un modelo de hombre perfecto, de género blanco, etc. Esto no deja de ser una división entre altura y peso que se aplica a toda la humanidad pero que para mí no deja de ser una variable muy simplista que no tiene un objetivo referido a la salud, más bien es una ambición estética de proporciones y perfección. Hay otras características como la feminización de la grasa, como se perciben los cuerpos gordostrans, como la androginia se percibe delgada, normativa, sin características que pudiésemos considerar femeninas como pechos, las caderas, etc. Hay bastantes compas que están trabajando desde sus propias experiencias y hablando desde estos ejes. Diría que hay mucho hecho, pero mucho por explorar. La gordura tiene una conexión con lo «disca», esta percepción de la gordura como menos capaz, descontrolada, con falta de voluntad, está casi patologización conecta con lo «disca», con neurodivergencias, y con la especie, con el tema de la animalización, como cuerpos degradados, a las gordas se nos degrada con insultos animalizados, aunque para nosotras, pensado desde un lugar antiespecista no es ningún insulto.
El tripartito gordofóbico es un concepto que acuñó la activista y filósofa Magdalena Piñeiro. Ella habla de las tres patas de la gordofobia: moral, salud y estética. El cuerpo gordo es concebido como el cuerpo insano, feo, desagradable y moralmente como descontrolado, con falta de capacidad de acción, falta de concreción y de poder realizarse, ya que si lo consiguiera estaría delgado, etc. Un poco esta lógica.
AVA. Digamos imbuido de pasiones o un cuerpo no virtuoso. ¿No? Me gusta porque has citado un texto que entiendo que es una autora decolonial y creo que hay un punto de encuentro con Catia Faria en su último libro Animal Ethics in the Wild: Wild Animal Suffering and Intervention in Nature, donde de alguna forma habla del supremacismo de especie en dos tesis fuertes: una sería que la especie humana es superior al resto de especies y la segunda, que todas las opresiones de alguna forma convergen en considerar que hay un cuerpo que sería normativamente humano, la del hombre blanco, CIS, etc. y que el resto de los cuerpos, ya sean de otras especies, o de la especie propia humana, para poder ejercer sobre él una presión, ya sea violenta o no, o coacción o disciplinamiento, se le animaliza en un gradiente que llega hasta el« animal puro», por así decirlo. Veo cierto consenso con lo que tú planteabas, ¿No te parece?
LAURA. Sí, creo que tienen una conexión total, y sobre todo, desde el pensamiento decolonial, estudian como los cuerpos racializados han sido construidos como los más cercanos a los animales. Debemos de pedir y reivindicar nuestra animalidad negada, reivindicar la animalidad como algo poderoso y que realmente nos libera a todas, como por ejemplo hacen las autoras Aph Ko y Syl Ko en su libro conjunto Aphro-ismo o en El racismo como brujería zoológica de Aph Ko, constantemente plantean esto, hasta que no incidamos en esa categoría animal, va a ser insuficiente incluso la lucha racista y decolonial.
AVA. Yo creo que ahí está el punto, el de reivindicar la animalidad. La siguiente pregunta tiene que ver con lo que estamos planteando, ¿tú crees que comparten estructura de opresión la gordofobia y el especismo?
LAURA. Sí, totalmente. Yo creo que tienen el punto en común en estas lógicas, de las que somos herederas, que son coloniales, la forma binaria de ver el mundo, de qué valoramos más y que menos dentro de esa racionalidad, lo que está más alejado a ella, que en este caso serían los animales no humanos, que no quiere decir que no tengan sus propias racionalidades. En definitiva, hablamos de la forma que el sistema ha construido la imagen de esos animales y de los cuerpos que quedan al margen de ese modelo del que ya hemos hablado. Rastreando esa animalización también comprobamos esa violencia gordofóbica.
AVA. ¿Qué papel juega el lenguaje en esta estructura de opresión?
LAURA. Yo diría que un papel fundamental. Porque al final las palabras no ayudan a dar forma, a dar cuerpo al mundo, a nuestro imaginario, a comprender a las otras personas con las que nos relacionamos, sus lógicas y las formas en que nos relacionamos y justamente el lenguaje ayuda a naturalizar o a normalizar un montón de ejercicios que son altamente violentos y explotadores, y si no tuviésemos esos matices edulcorados del lenguaje, seguramente no nos parecerían algo aceptable. Por otro lado esto sería una herramienta de resistencia y lucha, el dejar de lado ese lenguaje, repensarle y hacerlo desde otro lugar, deconstruyendo ciertas jerarquías.
AVA. Nos gustaría que nos hablases del concepto de «gordivegan» y qué uso se le ha dado.
LAURA. Yo este concepto lo he escuchado en foros de gente vegana, incluso creo que había un Facebook, donde se pasaban recetas de comida que no era en principio tan saludable, comer con placer, pero tipo comida basura. La idea era soy gordivegan porque me gusta comer este tipo de comida, pero igual no tenía por qué ser una persona gorda. Por un lado tiene una carga positiva, pero por otro se asocia a lo gordo con comer mal, menos nutritivo. Al final lo reducen a que ser vegano es solo una dieta.
AVA. En el texto un concepto que me gusta mucho es el de «gordoridad» ¿En qué consiste?
LAURA. Este concepto se ha utilizado desde los activismos gordos, para hacer referencia a esta solidaridad entre personas gordas. Te entiendo, sé por lo que estás pasando. Yo he vivido un poco eso y es una forma de ponérnoslo fácil en la vida, sabiendo que hay ciertas desventajas estructurales que nos atraviesan por esa gordura y querer solidarizarnos en esto, es recogido de la sororidad feminista. Al final es entender que no es una cuestión individual, a través de ver a las otras gordas, también yo aprecio mi cuerpo.
AVA. Háblanos de la animalización de las corporalidades gordas y por qué por ejemplo una vaca es gorda y un toro es fuerte.
LAURA. El tema de la vaca y el toro es muy claro, aquí entran también cuestiones de género. Cómo se presenta la gordura en algunas masculinidades y en la feminidad. En el caso de la animalización sería asociar la gordura con el animal y atribuir a los cuerpos gordos características como no humanas. ¿Con qué intención se hace eso? Yo diría que con la intención de degradar, tu lugar en el mundo está en un lugar inferior que es el de los otros animales. Yo creo que muchas personas gordas habrán vivido comentarios, insultos, chistes, etc., o se les ha denominado directamente vaca, morsa, ballena, todos los animales que se pueden percibir como gordos. Desde aquí tenemos que ver hasta qué punto una vaca es gorda o no lo es, porque al final no deja de ser nuestra construcción antropocéntrica. Decir una vaca gorda como insulto no deja de ser misógino, porque si nos basamos solo en el peso, los toros son más pesados. Esto al final nos revela la idea que tenemos de los cuerpos y de los otros animales que no dejan de ser percepciones especistas, machistas, etc. Lo interesante es que el activismo gordo se está apropiando de reivindicarse con lo animal con artículos, performance, en distintas expresiones artísticas. Como ejemplo el libro La cerda punk de Constanzx Álvarez Castillo, ya hablaba de antiespecismo y ella misma se reivindicaba como cerda con un cuerpo gordo.
AVA. Para terminar. ¿Cómo afecta la gordofobia en la forma de relacionarnos con las otras animales?
LAURA. Creo que hay un tema pendiente con esto. Yo lo he experimentado con los animales con los que convivimos, perros o gatos, si vives con animales que podamos considerar gordos, la gente comentará su cuerpo muchísimo y te dirá que le tienes que poner a dieta ¡Es una obsesión¡ Pero pensando desde otros lados más críticos, los animales explotados para consumo, como también en ese caso engordarles genera un beneficio económico y entonces no está tan mal visto. Incluso se les genera malestar corporal por el objetivo de las industrias. Pienso en el engorde de cerdos o de aves para el consumo humano, entonces la lógica se gira. Esto nos indica que valores tienen o que intereses económicos tienen las industrias con esa insatisfacción corporal, entre ellas la industria de la dieta. Esta obsesión se mercantiliza y te desvía de pensar en otras cosas, como diría Naomi Wolf, «la dieta es el sedante más potente de la historia». Además inviertes mucho dinero en cremas, ejercicio, cirugías para sentir que estás esforzándote al máximo para tener la mejor versión de cuerpo en esta época capitalista.
AVA. Muchas gracias Laura. Si quieres decir algo más del capítulo o de alguna otra cosa que creas que se debe de decir puedes hacerlo.
LAURA. Muchas gracias a vosotras. Simplemente decir que tenemos que tener una aproximación compasiva con el tema del lenguaje, a veces nos enfadamos mucho por ello, pero hay que comprender que es un cambio lento porque está muy arraigado. Hay que hacer esas correcciones con cariño y pedagogía, y creo que es necesario ver que tenemos una responsabilidad colectiva de que lo gordo deje de ser algo negativo, aunque por otro lado, la gente que ha vivido eso, no le es fácil autonombrarse gordo. Hay que respetar los procesos, y dejar que sea la gente gorda la que lo decida, porque al final podemos hacer daño queriendo hacer activismo.