sobre cómo usamos el lenguaje

Entendemos que cuidar el modo en que utilizamos el lenguaje es fundamental, ya que puede servir para (re)producir o (re)afirmar jerarquías ligadas al género, la especie u otras. Somos conscientes de que no hay una fórmula perfecta, por eso nos parece relevante aclarar algunos aspectos.

De forma general procuramos evitar el masculino genérico por las numerosas exclusiones que trae consigo la idea del Hombre como ideal universal y normativo de lo humano. También evitamos fórmulas como la X por no ser accesibles para personas que usan lectores de pantalla.

Para referirnos a colectividades de personas, humanas y no humanas, frecuentemente empleamos un femenino inclusivo: todas somos personas, todas somos animales. Sin embargo, utilizar sistemáticamente el femenino también conlleva exclusiones que pueden invisibilizar, por ejemplo, a personas no binarias y varones trans. Ya en el contexto de la explotación animal, el uso genérico tanto del masculino como del femenino puede obviar las distintas formas de opresión que se sostienen en una marcada división sexual (gallinas ponedoras, pollitos macho triturados por no ser útiles para la producción de huevos, sementales de distintas especies, vacas lecheras, toros bravos…).

Por ese motivo utilizamos la ‘e’ como forma de neutralizar cuando otras alternativas para evitar marcadores de género al referir colectividades mixtas no nos resultan satisfactorias.

En lo que se refiere a la especie, procuramos destacar la animalidad como parte constitutiva de la humanidad, pero somos conscientes de que el marcador humano / no humano, usado sistemáticamente, puede acabar reforzando la división que se pretende superar. Por ese motivo también usamos otras fórmulas como animales más que humanos, con la que buscamos cuestionar y desmantelar jerarquías antropocéntricas y androcéntricas, descentrando lo humano como eje referencial. Asimismo, podemos usar simplemente animal(es) cuando el contexto indica claramente a qué animal(es) nos referimos.