En este periodo de creciente emergencia climática es necesario conocer cómo en este sistema neoliberal y antropocéntrico en el que vivimos se están tomando resoluciones  para paliar la devastación medioambiental  sin ningún planteamiento ético-animal. Se presentan técnicas que se suponen beneficiosas para el medioambiente, pero que está provocando un  mayor sufrimiento y exterminio de las animales no humanas.

Comencemos dirigiéndonos a la R.A.E. (Real Academia Española) para recoger el significado de medioambiente, y dice lo siguiente: “Conjunto de circunstancias o condiciones exteriores a un ser vivo que influyen en su desarrollo y en sus actividades”. Leemos bien, a un SER VIVO. Aquí no aparece ninguna jerarquía  ni opresión bienestarista excluyente humana/no humana,  ni tampoco  referida  al dualismo de naturaleza/cultura, pero las humanas  toman resoluciones como si el cambio climático solo fuera algo que  les afecte a ellas poniéndose por encima de cualquier otra especie y volviendo a coger en su mano el báculo mágico de la dominación y coronándose con laureles  como la “salvadora” de la naturaleza. Y hay que decir que de una cosa sí son las únicas responsables, y es de llevarnos a través de sus prácticas, directas al colapso climático.

Decía Arturo Escobar: “No es la naturaleza la que nos pertenece. Somos nosotros las que pertenecemos a la naturaleza” (Escobar, 2014). En estos días en los que vuelven  a  tener altavoz las teorías negacionistas son necesarias propuestas  y alternativas compasivas y empáticas hacia las otras animales para ser más resilientes ante  las repercusiones que tendrá  el cambio climático.

Para mantener mi axioma, propongo tres propuestas planteadas desde una práctica  política ecologista que dejan a un lado la ética animal.

1º)  No son molinos, son gigantes

El martes 28 de febrero de 2023 aparece en el Boletín Oficial del Estado lo siguiente:

Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico. Se crea la División de Proyectos de Energía Eléctrica.

Desde finales de 2018 España se ha convertido en uno de los lugares más atractivos del mundo para desarrollar proyectos renovables. Entre las causas de este interés está en la apuesta decidida desde el Gobierno por estas tecnologías, la fuerte caída de costes de las tecnologías eólica y fotovoltaica, unido a las excelentes condiciones de nuestro país para desarrollar este tipo de proyectos: abundante recurso solar y eólico y bajas densidades de población en gran parte del territorio, presencia en toda la cadena de valor industrial, capital humano cualificado y sector financiero sofisticado.

Se buscan nuevas tecnologías de eficiencia energética y entre otras se apuesta por la energía eólica como energía limpia y  sustituta de las energías fósiles. Los gigantes de las eólicas se frotan las manos y buscan los territorios “adecuados” para colocar sus molinillos de viento. Para  el aprovechamiento del 100% de la energía producida por la eólica se necesitaría según Daly,  por ejemplo en EEUU el 15% del total de la superficie terrestre del país. Advierten que hay que tener en cuenta las condiciones de este país, ya que hay zonas bastante despobladas por lo que en otros países como por ejemplo Alemania, donde hay más densidad de población y otras características climáticas, el uso del suelo sería de un mayor porcentaje (Daly, 2000).

En España las grandes compañías están aprovechando el negocio extractivista e intentan instalar los aerogeneradores en zonas despobladas, pero con gran valor ambiental según denuncia la SEO (Sociedad Española de Ornitología)[1]. Esta sociedad indica que es muy importante realizar una planificación, llevar un seguimiento y evaluar los proyectos ecológicos  de manera que se pueda comprobar el impacto que tienen los parques eólicos en aves y murciélagos. Denuncian que se han colocado aerogeneradores en zonas de preservación y conservación de especies como el águila imperial o el buitre negro y según sus datos con los 18.000 aerogeneradores, (21.500 en 2021 y se pretende duplicar la potencia eólica hasta 2030 para conseguir reducir un 23% de emisiones de efecto invernadero. Objetivos  propuestos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima)[2] se podría estar causando la muerte  de aves y murciélagos de entre los 6 y 18 millones de individuos al año.

Existen otros ejemplos en los que los  proyectos  eólicos no solo son los causantes de las muertes de millones de aves y murciélagos y en los que además se vuelve a ver la “mascarada verde”. Como son el proyecto de colocar 20 aerogeneradores en los montes del Bierzo y el Alto Sil. Esta instalación ocuparía 16 km de superficie creando acceso y pistas  para llegar a los aerogeneradores y destruirían  el principal  hábitat de reproducción  del oso pardo y dañarían también a otras especies (Carro, 2023) .O la deforestación de la amazonia para recolectar la madera de balsa, material utilizado para construir las palas de los aerogeneradores. El 73% de la madera de balsa a nivel mundial procede de Ecuador. Esta “fiebre de la balsa” ha provocado la deforestación masiva y está repercutiendo en los ecosistemas locales. Han aumentado las deforestaciones ilegales y en los campamentos que se establecen para realizar esta deforestación se generan a su vez otras causas que perjudican a las especies que habitan estos territorios, como son las basuras, los plásticos, los restos de maquinaria que abandonan en la zona, poniendo en peligro a las tortugas o los tucanes, y  a aquellas aves e insectos que se alimentan de la flor del árbol de balsa (Climaterra, 2021).

Según el  periodista climático Adrew Nikifuruk: “Las energías renovables tampoco están exentas de la paradoja de Jevons. Hasta la fecha la energía solar y la eólica, no han retirado ningún combustible fósil, porque se han utilizado para complementar un mayor gasto energético”. (Nikifuruk, 2021). Se necesita una energía renovable que garantice soluciones que no implique la incoherencia de querer descarbonizar la economía mundial para luchar contra el cambio climático, pero a su vez, esta misma energía es la que está haciendo desaparecer las especies que lo habitan.

 

2º) Eutanasia al carnismo [3]

Es imperante realizar un cambio en la dieta mundial y el modelo de producción si queremos reducir las emisiones de efecto invernadero que  expulsamos a la atmósfera, si queremos terminar con la deforestación masiva del planeta y dejar de contaminar los ríos o  convertir  la tierra  en yerma. El IPCC (Intergubernamental Panel on Climate Change), organismo científico creado en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el medio ambiente, propone en su informe realizado a lo largo de cuatro años “Climate Change 2022: Mitigation of Climate Change”[4] distintas claves para mitigar el cambio climático. Una de ellas es pasarse a dietas vegetales ya que según este informe la industria cárnica (alimentación+transporte+energía) es la causante del 25% de las emisiones de efecto invernadero. El sector de la ganadería es el responsable del 91% de la deforestación de los bosques y selvas, según  datos de IPCC  “Unas 110 especies mueren al día en nuestro planeta por la deforestación”(aunque sería más correcto decir que son asesinadas). Con una mayor aceptación de la dieta vegana según el IPCC se podría reducir la demanda de tierras agrícolas para animales en un 75%. “Más de las tres cuartas partes de la soja del planeta se dedican a la alimentación animal” (Monbiot, 2023)

Según el  informe IPBES (Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas): El 75% de los recursos de agua dulce del mundo son utilizados para la producción de ganadería y agricultura industrial  y el 75% de la superficie de la Tierra está degradada. “Los desechos agrícolas, se han convertido en los países ricos en la principal causa de contaminación del agua” (Monbiot, 2023). También la tierra se contamina,  absorbe a través de los excrementos de los animales los antibióticos que les han suministrado, las sales metálicas de los fertilizantes, tóxicas para los humanos. “Existen empresas que para deshacerse de manera segura de residuos peligrosos los mezclan con los lodos de las aguas residuales antes de extenderlos por el campo” (Monbiot, 2023). Campo que luego será cultivado con plantaciones de soja o maíz que servirá de alimento de nuevo para la humana y no humana.

«Todos los años matamos a 76.000 millones de animales para el consumo humano, la mayoría son enjaulados, torturados y cruelmente sacrificados” (Fresneda, 2023). Según datos de la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación) en casi 50 años la población mundial ha aumentado en 4000 millones de personas, como también ha aumentado el consumo de carne, para 2050 se espera que siga aumentando en un 75 %.

Descubramos  más mascarada ecoverde en el asunto de las dietas vegetales. Hay dos cuestiones que me parecen muy importantes en torno a este asunto y que hacen que desviemos el foco ético animal. Una es que se habla de las emisiones que provoca la animal, pero no de la explotación que sufre, ni de quién es el verdadero responsable de ello y la otra, es hablar de las granjas extensivas como una explotación animal “más responsable”.

Sunaura Taylor pone el foco en señalar que:

La supuesta antinaturalidad de los animales domesticados ha llevado a algunas personas a confundir la destrucción medioambiental producida por la industria de la ganadería y otras industrias animales con los animales domesticados, diciendo que son dañinos para el medio ambiente y que están en conflicto con el mundo natural, incluyendo los hábitats de los animales salvajes. Aunque no cabe duda de que la ganadería y la sobrepoblación son las causantes de gran cantidad de la destrucción medioambiental, es importante recordar que esos problemas están creados por los humanos, que son quienes han criado animales en entornos que no eran apropiados para ellos. No se debería achacar la culpa a los animales domesticados de estas decisiones humanas” (Taylor, 2021)

Desde el ecologismo se aboga por la alimentación a base de “productos ecológicos”, dentro de éstos estarían las granjas extensivas, pero cabe plantearse la segunda cuestión, ¿a cuántas personas se puede alimentar con estos modelos de producción? Según las investigaciones realizadas por Monbiot, a las habitantes de este planeta sólo les corresponderían  40 grs de carne al año por persona. No podemos obviar que esto supondría una desigualdad alimentaria, ya que los precios se elevarían y sólo podrían comer carne una pequeña elite  (Monbiot, 2023).

Otro modo de desviar el foco del  sufrimiento animal y de seguir consumiendo carne  es la utilización de lo que Melani Joy acuñó como carnismo. “El carnismo desindividualiza al animal no humano para convertir su cuerpo en objeto de consumo a través de tres mitos: el mito del consumo de carne como un acto normal, el mito de que esto es natural y el mito de que es necesario.” (Almirón, 2021)

SEÑOROS CARNISTAS vengo a darles una mala noticia, no es posible mantener este ritmo en el consumo de carne. El consumo decrecerá  de manera voluntaria y consciente o forzosamente a medida que nos acerquemos al colapso.  Jesús Iglesias, en un artículo publicado en Menos es Más, señala que solo nos quedarían tres opciones: “O bien reducimos la población para mantener la dieta cárnica, o bien reducimos la dieta cárnica y seguir teniendo una población elevada o la tercera vía sería seguir manteniendo la población y la dieta cárnica elevada aunque devastemos la biosfera” (Iglesias, 2022). Así que mi propuesta para eliminar el sufrimiento que provocamos a la animal por el consumo de carne es la eutanasia… al carnismo.

 

3º) “Resulta que los cerdos vuelan (El Salto, 2023)

Este último punto en realidad está muy vinculado con el  segundo, sería como una vuelta de tuerca. Hace un tiempo realicé una investigación de cómo se utilizaron a las animales como vectores energéticos a lo largo de la Historia para evitar que volviésemos a repetir las mismas prácticas cuando las reservas de petróleo se agoten. Una práctica del animal-máquina, en el uso del trabajo en el campo, caballos, vacas, bueyes, burros utilizados para arar la tierra, sembrar, cargar la recolección, y también en el uso en las ciudades, donde se utilizaban para el transporte de carruajes de personas y mercancías. “Unos 35 millones de caballos y mulas se utilizaban en las ciudades americanas a principios del siglo XX” (Hribal, 2016). Pero he descubierto en esta investigación, algo más terrorífico,  y es que ya no necesitamos a la animal viva para proveernos de energía, solo necesitamos su grasa.

Se están llevando a cabo investigaciones que apuestan por el biodiesel como reemplazo de los combustibles fósiles. Desde la Universidad Politécnica de Madrid afirman que las grasas animales son más baratas y más limpias. “El nuevo biodiesel producido por la Escuela Superior de Ingenieros de Minas de la UPM proviene de mezclas de grasas animales con aceite de palma”[5]. Se está utilizando la grasa de cerdos, vacas y pollos para elaborar “combustibles ecológicos” para  que la huella de carbono que dejan  los aviones sea menor. Este tipo de biocombustible ya se está utilizando para coches y camiones,  “Y los gobiernos europeos  están interesados en aumentar el uso de estos deshechos para hacer que la aviación sea más ecológica. Se espera que la demanda de combustibles se triplique para el 2030” (McGrath, 2023)

¿Cuántos de estos “deshechos” se necesitan para un vuelo? Si la totalidad de carburante  proviniese de grasas animales, los expertos indican que son  necesarios 8.800 cerdos para realizar un vuelo de París a Nueva York (El Salto, 2023). Desde Ecologistas en Acción proponen que haya más transparencia a la hora de saber de dónde procede el combustible. Yo propongo que cada vez que se haga una reserva de un vuelo salte un mensaje: “Para su vuelo se han sacrificado X animales”. Aún recuerdo que cuando empezó la campaña donde se obligaba a poner fotos de lo que provoca fumar en las cajetillas de tabaco, hubo un aumento de venta de pitilleras, las hacían de cartón y con diseños de colores para tapar esas fotos que nadie soportaba ver. A día de hoy, ya no se usan, ya no se tapan, nos hemos inmunizado, lo hemos naturalizado y ya no molesta. Seguramente pasaría lo mismo con estos mensajes, se taparían, se naturalizarían y se resignificarían, igual que  se habla en el artículo de los animales muertos o de los desechos para ser más ecológicos. Hemos cambiado la pulsión escópica de ver y mirar y la hemos sustituido por un caleidoscopio para no enfocar y no  responsabilizarnos  de lo real.

Indicaba al principio del apartado que este punto tiene que ver con el carnismo y la ganadería industrial. Según un estudio elaborado por Transport & Enviroment (T&E), empresa que apuesta por el transporte limpio, “advierte que anualmente no se sacrifican suficientes animales para satisfacer la creciente demanda de las aerolíneas” (McGrath, 2023). Volvemos a ver la mascarada ecoverde en estas prácticas, se vende transporte limpio, pero ya hemos visto lo que supone para el Planeta y el cambio climático, el Complejo Industrial Cárnico (Almirón, 2021) y vuelven a no tener en cuenta el sufrimiento animal, incluso hay una mofa en el artículo de uno de los directivos de T&E diciendo que “resulta que los cerdos vuelan”. Pero quisiera apuntar otros datos sobre los biocombustibles que nos aporta Monbiot. “En 2014 la desnutrición sugería estar en camino de la desaparición. La ONU se marcó como objetivo que hacia 2030 todos los habitantes del planeta tengan suficiente alimento. En cinco años, el número de personas que sufren hambre crónica ha pasado de 60 a 690 millones.” Según las  investigaciones de Monbiot con  “Los cultivos utilizados como carburantes podrían alimentar a casi la mitad de la población que sufre hambre crónica” (Monbiot, 2023)

Sabemos que esto está pasando, sabemos que se están llevando a cabo diseños de modelos sostenibles en el Norte global que no lo son,  y sabemos el impacto y las consecuencias que conllevan estas prácticas en las animales no humanas, pero también en las humanas y seguimos haciéndolo. Es más,  aumentaremos su uso sino aplicamos proyectos renovables ecosostenibles, dentro de una ética animal y de justicia social,  porque  al gigante verde solo le interesa el Capital Animal.

 

Notas:

[1] #RenovablesResponsables – SEO/BirdLife

[2] www.aeeolica.org

[3] Reformulo el título de un apartado que aparece  en el libro de Daly  “la eutanasia del carnívoro»

[4] Informe completo “Climate Change 2022: Mitigation of Climate Change”

Bibliografía

Carro, M. (2023). El gigante eólico entra de lleno en el núcleo reproductor del oso pardo. Energías renovables en el hábitat del oso pardo cantábrico (diariodeleon.es)

Climaterra. (2021). Otra paradoja “verde”: deforestar la Amazonia para obtener energía eólica verde. Otra paradoja «verde»: deforestar la Amazonia para obtener energía eólica en el Norte Global (climaterra.org)

Daly, H., Vettese, T., Pollin, R., Burton, M., Somerville, P. (2019). Decrecimiento vs Green New Deal.  Madrid. Traficante de sueños.

Escobar, A. (2014). Sentipensar con la tierra. Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia. Universidad Autónoma latinoamericana.

Hribal, J. (2016). Los animales son parte de la clase trabajadora y otros ensayos, Ediciones Ochodoscuatro

Iglesias, J. (2022). La dieta cárnica, principal motor del exterminio de la biodiversidad. Mallorca. Menos es Más.  https://menosesmasmallorca.wordpress.com/2022/08/14/la-dieta-carnica-principal-motor-del-exterminio-de-la-biodiversidad/

Puleo, A. (2019). Claves ecofeministas. Para rebeldes que aman a la Tierra y a los animales. Madrid. Plaza y Valdés.

McGrath, M (2023). Energías limpias: el extraordinario aumento del uso de grasa de animales para producir combustibles ecológicos. BBC News. https://www.bbc.com/mundo/noticias-65767589

Mobiot, G. (2023). Regénesis. Alimentar al mundo sin devorar el Planeta. Madrid. Capitan Swing.

Moreno, J.A., & Almiron, N. (2021). Representación en la prensa española del papel de la agricultura animal en la crisis climática: falta de visibilidad y carnismo. Estudios sobre el Mensaje Periodístico, 27(1), 349-364. https://dx.doi.org/10.5209/ esmp.73745

Nikifuruk, A. (2021). Porqué la captura de carbono, el hidrógeno y la tecnología no nos van a salvar y decrecer sí. Climaterra.  https://www.climaterra.org/post/porqu%C3%A9-la-captura-de-carbono-el-hidr%C3%B3geno-y-la-tecnolog%C3%ADa-no-nos-salvar%C3%A1n-y-decrecer-s%C3%AD

El Salto (2023). Grasas animales en el transporte: se necesitan 8.800 cerdos muertos para volar de París a Nueva York. https://www.elsaltodiario.com/medioambiente/grasas-animales-transporte-se-necesitan-8800-cerdos-muertos-volar-paris-nueva-york?&utm_medium=social&utm_campaign=web&utm_source

Taylor, S. (2021). CRIP. Liberación animal y liberación disca. Ediciones ochodoscuatro.

Universidad Politécnica de Madrid. Producen biodiesel a partir de grasas animales de baja calidad. https://www.upm.es/UPM/SalaPrensa/Noticias?fmt=detail&prefmt=articulo&id=c2c9587d8c660210VgnVCM10000009c7648a____

Fotos recogidas de la página.  https://pixabay.com/es/

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