Ante el malestar generado por un artículo recientemente publicado en nuestro blog sobre la trágica muerte de Juanita, una cerda rescatada en Cantabria, y que tras cinco días sin asistencia veterinaria falleció por un disparo, nos vemos obligados a lanzar este comunicado con la intención de zanjar la polémica aclarando algunas cuestiones:
La licencia argumentativa del maletero. Se ha vertido una crítica sobre una licencia argumentativa. En el artículo se expone que la cerda fue rescatada en un maletero de coche y cruzado la frontera. En el momento en que se escribió el artículo no se disponía de la información detallada del modo en que se realizó el rescate. Lejos de ser una crítica, esta figura literaria trataba de dotar de épica y poner en valor la audacia del dispositivo de rescat En estos momentos, conocemos a través de testimonios que la cerda fue rescatada en un remolque con paja y disponía de comida. Desde este blog, que trabaja por la liberación animal, se pide disculpas si la no comprensión de dicha figura literaria ha supuesto un sufrimiento innecesario a las personas integrantes del dispositivo de rescate.
Las personas que conformamos el movimiento animalista no somos seres de luz. Parece una obviedad, pero ante las críticas recibidas, no está de más recordar que las personas que integramos el movimiento animalistas estamos atravesadas por las mismas personalidades y carencias que el resto de seres humanos. El ser veganos no nos dota de un aura especial. Indicar que la culpa es de los granjeros o cazadores, como se ha hecho desde algunas posiciones animalistas buenistas, es intentar desviar el foco de la responsabilidad del equipo de rescate de esta cerda. En el artículo no se habla de culpa en ningún momento. Y es obvio que la culpa recae en los asesinos de Juanita. Por el contrario, se tiene mucho cuidado en diferenciar el significante culpa, del signoifocante responsabilidad. En el momento en que se asume que la vida de alguien depende de tu actuación, se asume también, la responsabilidad de esa vida en base a la gestión de los hechos. Por poner un ejemplo que se pueda entender. Si en la gestión negligente de la DANA de Valencia se pide responsabilidades a Carlos Mazón por su nefasta gestión y a Pedro Sánchez por no asumir el mando de la misma cuando se conocía ya la incapacidad de las autoridades de la Generalitat de Valencia por tacticismo político, es de lógica que se exija la asunción de responsabilidad de la gestión que ha tenido como desenlace la muerte de un animal por falta de asistencia veterinaria. Como hemos indicado más arriba, la asunción de la angustia provocada por esta nefasta gestión es la condición necesaria para que no se vuelva a producir una gestión que provoque sufrimiento a los animales rescatados. Y esto nos lleva a los siguientes dos puntos.
La fiscalización del movimiento animalista. En tanto que el movimiento animalista está constituido por seres humanos y no seres de luz, sólo existe una manera de minimizar las actuaciones negligentes o directamente abusivas por parte de lo humano sobre lo animal. Fiscalizar el trabajo realizado por parte del propio movimiento animalista a través de la exigencia de transparencia de cuentas, inventarios de donaciones y gastos, protocolos de actuación y explicaciones de toma de decisiones en abierto, son las herramientas con las que contamos para que el movimiento animalista se dote de credibilidad frente a un sistema especista que no dudará en utilizar nuestras contradicciones para atacar al movimiento con la consecuencia de empeorar las ya ínfimas condiciones de vida de los otros animales por los que el movimiento animalista dice trabajar y haber nacido. La transparencia y la fiscalización es la mejor manera para evitar que el movimiento no se llene de personalidad perversas que vivan de los animales y no, por los animales como ya ha sucedido en algunas organizaciones que se han denominado animalistas y apelando a la buena voluntad de las personas que aman a los animales, han recaudado dinero que después no han usado para ayudar a rescatar a animales, llegando algunos casos a dejar morir a animales mientras recaudaban dinero y hacían campañas para conseguir donativos. Estas herramientas han sido propuestas por buena parte del movimiento animalista con personas que llevan más de treinta años trabajando por el rescate de animales, por la liberación animal e incluso por parte de los componentes de santuarios de animales que no quieren que la mala gestión de otras organizaciones las salpique a ellas, en un intento de ponen en el centro la vida de los animales que tienen a su cargo. Entienden que el sujeto político es lo animal y no el movimiento animalista en sí.
El oscurantismo mata. Esencializar al movimiento y no exigir rigurosidad al mismo no ayuda a los animales. Poner el foco en la inestabilidad provocada por un artículo a las personas del equipo de rescate que han provocado por omisión de socorro la muerte de un animal, no ayuda a los animales. Que asumir la vida de otro genera mucha angustia, es lo deseable. Nadie obliga a nadie a ser rescatista. Pero si se elige esta vida se debe de asumir la presión y el sufrimiento del otro al que intentas salvar. Es la única manera de realizar el trabajo enmarcado en el principio de prudencia, principio que en esta ocasión ha brillado por su ausencia. Reiteramos que la angustia es la única garantía de aprender de una gestión con consecuencias tan nocivas para el animal rescatado y que no se vuelvan a producir.
No vamos a responder a más insultos e injurias. A partir de este momento, pensamos que quedan aclaradas las dudas que podían existir sobre la publicación de este artículo y no pensamos responder a más críticas, insultos, injurias o amenazas que se viertan sobre nuestro grupo porque creemos que activar el ventilador de responsabilidades sólo saca el foco de lo importante; la muerte de una cerda por negligencia a la hora de realizar un rescate. La pretensión del artículo es crear un amplio debate en el movimiento animalista para que sea capaz de poner los intereses de los otros animales en el centro y no al movimiento animalista. Hay que recordar que sin los animales no hay un “nosotros” animalista. Esperamos satisfacer las dudas surgidas por este artículo y haber podido contribuir a un sereno debate que mejore la vida de los animales. Reiterar que la culpa del asesinato de Juanita es de la persona que realizó el disparo y las autoridades que la negaron asistencia veterinaria. Pero nos gustaría invitar a un acto de reflexión autocrítica al movimiento animalista del que formamos parte y nos incluimos. Como hemos indicado anteriormente, sólo a través de la angustia que provoca la responsabilidad de acoger la vida del otro animal se puede dar este debate. Como dice Roberto Iniesta: «De qué sirve un filósofo que no hiere los sentimientos de nadie?»
Seguimos trabajando por la emancipación animal. Saludos cordiales.